viernes, 8 de marzo de 2013

Que no sirva de precedente...

También la lluvia cede al desaliento,
se demora en sí misma, se derrumba
en bautismo, moja tus labios, huele
a patio de colegio o la ternura
de sábanas recién planchadas
que palpitan [...]

('La lluvia' en Horizonte o frontera, Eduardo García)

lunes, 25 de febrero de 2013


El poema que no digo,
el que no merezco.
Miedo de ser dos
camino del espejo: 
alguien en mí dormido
me come y me bebe.

Alejandra Pizarnik (Árbol de diana, 1962)

domingo, 17 de febrero de 2013

CRUDO



CRUDO

De tan negra
                   y profunda
la tristeza parece un trozo de petróleo.

¿Se formará también de aquello que está muerto?

Nos construyen las pérdidas
instante
           tras instante
                              tras instante.

Así que no lo dudes,
reclama para ti
                       en este día
la lentitud del saurio,

la inocencia del fósil,

la oscuridad del hombre que imagina
el final de una cueva.

Deja de preocuparte por quién eres.

El árbol que no es bosque
lo anticipa.


                                                 Josep M. Rodríguez, Arquitectura yo (Visor, 2012)

jueves, 6 de diciembre de 2012

Enésimo intento...





No se me importa un pito que las mujeres 
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; 
un cutis de durazno o de papel de lija. 
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus en celos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando.

OLIVERIO GIRONDO

viernes, 17 de agosto de 2012

MUDANZA



Entonces escuché que la muerte dictaba los colores al mundo de los vivos. El fémur fracturado de una mujer de mediana edad convierte, dieciocho siglos después, un salón en una isla ligeramente pentagonal. Una caja vacía llena de calmada espera veinticincocentímetros cuadrados durante noventa y siete días. Finalmente alguien la mueve. Las hormigas sobreviven a la poda  buscando recovecos en el primer azulejo de la cocina nueva. Treinta y cinco aniversarios en caoba. El  pasado se convierte en recuerdo pintando los espejos en blanco roto.

lunes, 26 de marzo de 2012

Durs Grünbein


Cosmopolita
De vuelta de mi viaje más largo, al día siguiente
me doy cuenta de que no entiendo de viajes.
Encerrado en el avión, durante horas inmóvil,
debajo de mí nubes que parecen desiertos,
desiertos que parecen mares, y mares
como los remolinos de nieve que uno atraviesa
al despertarse de la anestesia, y me doy cuenta
De lo que significa ambular perdido sobre grados de longitud.

Al cuerpo se le roba tiempo y descanso a los ojos.
La palabra exacta pierde su lugar. Se descubre
el timo con el cambio del más allá y el aquí
en diferentes religiones y varios idiomas.
En todas partes las pistas de despegue son igual de grises y las
habitaciones de la enfermería, igual de luminosas. Allí, en el tránsito,
donde el tiempo vacuo nos mantiene despiertos en vano,
se cumple un dicho de los bares de la Atlántida:

viajar es una anticipación del infierno.

(Nach den Satiren)

miércoles, 1 de febrero de 2012

Utilizaré pseudónimo


19:30, Múseo Arqueológico. Recital de Verónica Moreno, Elena Medel, Pablo García Casado y un servidor. Presentación en sociedad de 'Juan Manuel' Prieto con motivo del aniversario de la nueva ampliación.